Los derechos sexuales están basados en los derechos humanos universales y en el conocimiento científico de la sexualidad humana y la salud sexual. Otorgan al individuo facultades y reivindicaciones para la obtención de los bienes básicos por el mero hecho de su condición y dignidad humana “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Pretenden una vida sexual digna fundamentada en la libertad y la igualdad, tienen un compromiso de protección frente al daño para que todas las personas puedan ejercer y expresar su sexualidad. Brindan orientación para el ordenamiento jurídico y protegen contra la violencia, discriminación, exclusión y estigmatización, y van a favor del bienestar y desarrollo del individuo, las familias y las comunidades.
“Toda persona tiene derecho a disfrutar de los derechos sexuales sin distinción alguna de raza, etnicidad, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier índole, origen nacional o social, lugar de residencia, posición económica, nacimiento, discapacidad, edad, nacionalidad, estado civil y familiar, orientación sexual, identidad y expresión de género, estado de salud, situación social y económica o cualquier otra condición”
El disfrute sexual no debe ser un privilegio de las parejas heterosexuales, casadas, blancas y de un nivel socio económico alto. El erotismo hace parte de los seres humanos y los derechos que velan por su disfrute pleno no pueden tener NINGÚN tinte de discriminación.
“Toda persona tiene el derecho a la vida, la libertad y la seguridad, estos derechos no pueden ser amenazados, limitados o retirados de forma arbitraria por razones relacionadas con la sexualidad. Estas razones incluyen: Orientación sexual, comportamientos y practicas sexuales consensuales, identidad y expresión de género, o por acceder o proveer servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva”.
De la misma manera, nadie debería tener temor a expresar su sexualidad de manera abierta y libre. Todos deberíamos estar seguros al momento de entablar relaciones responsables y consentidas. Todos tenemos el derecho de vivir plenamente nuestra vida sexual desde que no vulneremos los derechos sexuales de los demás.
“Toda persona tiene el derecho de controlar y decidir libremente sobre asuntos relacionados con su cuerpo y su sexualidad. Esto incluye la elección de comportamientos, prácticas, parejas y relaciones interpersonales con el debido respeto a los derechos de los demás. La toma de decisiones libres e informadas requiere de consentimiento libre e informado previo a cualquier prueba, intervención, terapia, cirugía o investigación relacionada con la sexualidad”.
Tenemos el derecho de tomar decisiones informadas sobre nuestro cuerpo, y consentir o no la realización de determinadas prácticas, comportamientos y procedimientos. Aprender a decir SI cuando deseamos algo es tan importante como aprender a decir NO. Como personas valiosas y dignas debemos exigir la autonomía e integralidad de nuestro cuerpo como seres sexuales, y al mismo tiempo, respetar el asentimiento o disentimiento de los demás.
“Nadie será sometido a torturas, tratos o penas degradantes, crueles e inhumanas
relacionados con la sexualidad, incluyendo: prácticas tradicionales dañinas; la esterilización forzada, la anticoncepción o abortos forzados; y otras formas de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos por motivos relacionados con el sexo, género, orientación sexual, identidad y expresión de género y la diversidad corporal de la persona”
Existe una diferencia muy clara entre los tratos degradantes y los comportamientos y fantasías BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo).
Mientras que los primeros se realizan de manera consensuada, consentida y en un entorno de precaución y seguridad, los segundos implican un aprovechamiento, manipulación u obligación sobre la sexualidad y el cuerpo de una persona.
No se debe permitir ningún acto o comportamiento en contra del otro, relacionado con el ambito sexual.
Derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual que comprende experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras.
“Toda persona tiene el derecho de obtener el grado máximo alcanzable de salud y bienestar en relación con su sexualidad, que incluye experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras. Esto requiere de atención a la salud sexual de calidad, disponibles, accesibles y aceptables, así como el acceso a los condicionantes que influyen a determinar la salud, incluyendo la salud sexual”.
Históricamente desde los ámbitos gubernamentales y sanitarios, la salud sexual ha estado exclusivamente abordada desde su aspecto reproductivo, y más específicamente, planificación familiar, anticoncepción y prevención de infecciones de transmisión sexual. Es bueno saber que, aunque de forma lenta, hemos evolucionado al respecto y ahora la salud sexual se entiende desde una esfera más amplia encaminada al disfrute pleno del pacer erótico y el bienestar sexual. Afortunadamente, hoy contamos con amplia información disponible y con profesionales especialistas en sexología disponibles para la atención de cualquier obstáculo que se interponga en este camino al erotismo pleno.
Tienes derecho a la salud sexual, es decir, al bienestar. Y no, únicamente, a la ausencia de enfermedad, patología o disfunción.
El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten
“Toda persona tiene el derecho a disfrutar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones en relación con una sexualidad y la salud sexual.”
La sexología es el estudio científico de la sexualidad y todos tenemos el derecho de disfrutar de los avances de esta. Hay científicos que dedican su vida a desentrañar los secretos del sexo parda mejorar nuestro conocimiento y resolver los problemas de la sexualidad humana.
Desafortunadamente, hay mucha pseudociencia y replicación de mitos e información falsa sobre la sexualidad y, por lo tanto, debemos a reconocer las fuentes fidedignas.
“Toda persona debe tener acceso a información precisa y comprensible relacionada con la sexualidad, la salud y los derechos sexuales a través de diferentes recursos o fuentes. Tal información no debe ser censurada o retenida arbitrariamente ni manipulada intencionalmente.”
Está relacionado con el anterior derecho que defiende el acceso a los adelantos y aplicaciones científicas y relacionadas con la sexualidad. Pero esta vez, especifica el acceso a la información de calidad basada en la ciencia.
Tenemos el derecho de disfrutar de la información sexológica de punta para poder superar nuestros problemas y mantener un adecuado estado de salud y bienestar sexual.
Derecho a la educación y el derecho a la educación integral de la sexualidad
“Toda persona tiene derecho a la educación y a una educación integral de la sexualidad. La educación integral de la sexualidad debe ser apropiada a la edad, científicamente correcta, culturalmente competente y basada en los derechos humanos, la igualdad de género y con un enfoque positivo de la sexualidad y el placer.”
Por mucho tiempo hemos estado influenciado por una educación sexual negativa que omite y censura, y reproduce información falsa sobre la sexualidad. Además, enfocada exclusivamente a la prevención del embarazo inoportuno y las infecciones de transmisión sexual que deja una imagen malévola y peligrosa de la sexualidad.
Todo lo contrario, debemos preferir una educación sexual integral basada en la ciencia con un enfoque positivo sobre el erotismo.
El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento.
“Toda persona tiene el derecho a elegir casarse o no casarse y a, con libre y pleno consentimiento, contraer matrimonio, mantener una relación de pareja o tener relaciones similares. Todas las personas tienen los mismos derechos en cuanto a contraer matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución de las relaciones, sin discriminación ni exclusión de cualquier tipo. Este derecho incluye la igualdad de acceso a la asistencia social y otros beneficios, independientemente de la forma de dicha relación.”
Anteriormente los matrimonios eran arreglados con el objetivo de mantener el poder económico y control territorial de familias poderosas, aunque los implicados no estuviesen de acuerdo. Hasta hace muy poco, el matrimonio tradicional católico era vitalicio y únicamente la muerte podía separarlo.
Hoy las personas se asocian con intereses muy distintos, de la misma manera que se pueden desasociar si la relación fracasa y va en contra de sus aspiraciones y calidad de vida. Hoy el reto es lograr el matrimonio igualitario y que las parejas puedan asociarse independientemente de su orientación sexual.
Derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de estos, y a tener acceso a la información y los medios para lograrlo
“Toda persona tiene el derecho de decidir tener o no hijos y el número y espaciamiento de estos. Para ejercer este derecho se requiere acceder a las condiciones que influyen y determinan la salud y el bienestar, incluyendo los servicios de salud sexual y reproductiva relacionados con el embarazo, la anticoncepción, la fecundidad, la interrupción del embarazo y la adopción”.
Actualmente hay muchas personas que no quieren tener hijos. La decisión de tenerlos es una decisión que se debería tomar en pareja, y la decisión de no tenerlos le compete únicamente a la mujer. Igualmente, gracias al acceso a la salud se puede realizar una asesoría preconcepcional y controles prenatales.
Con los avances científicos, afortunadamente, disponemos de tecnología efectiva aplicada en los métodos anticonceptivos o, por el contrario, para lograr la concepción en casos de infertilidad. Igualmente, en Colombia se cuenta con la posibilidad de la interrupción voluntaria y legal del embarazo.
Todos tenemos el derecho a elegir entre estas alternativas que se ajustan para las necesidades de cada uno.
“Toda persona tiene el derecho a organizarse pacíficamente, a asociarse, reunirse, protestar y a defender sus ideas con respecto a la sexualidad, salud y derechos sexuales.”
En ocasiones se hacen marchas en defensa de algunos derechos sexuales. Es muy conocida la marcha del orgullo gay (gay pride) y de otros integrantes de la comunidad LGBTIQ. Algunos creen que estas marchas son una vulgarización, una inducción a la degradación o una muestra de la decadencia del ser humano y sus buenos valores. Todo lo contrario.
Estas marchas y manifestaciones son convocadas con el objetivo político de visibilización y reivindicación de la diversidad sexual y su belleza, la lucha por la inclusión y la defensa de los derechos sexuales y otros objetivos como de expresión artística, estética y cultural, recreativos, entre otros.
Igualmente, existen asociaciones de profesionales interesados por la sexología y la salud sexual como la WAS (World Association for Sexual Health) y la FLASSES (Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual) que reúnen profesionales interesados en el bienestar sexual de las comunidades.
“Toda persona tiene el derecho a un ambiente que permita la participación, libre y significativa y que contribuya a aspectos civiles, económicos, sociales, culturales, políticos y otros de la vida humana, a niveles locales, nacionales, regionales e internacionales. Especialmente, todas las personas tienen el derecho a participar en el desarrollo y la implementación de políticas que determinen su bienestar, incluyendo su sexualidad y salud sexual.”
Aunque la política suele ser un tema desconocido para el grueso de la población, no podemos ignorar que es en está instancias donde se estructuran las políticas públicas y se generan los presupuestos para que éstos se ejecuten.
De salud sexual y sexualidad se habla cada vez más pero, lastimosamente, son pocas las intervenciones reales a las que se les invierte que normalmente solo están encaminadas a la panificación familiar o a la prevención de ITS, dejando de lado los aspectos educativos sobre el erotismo, de equidad y de bienestar.
¡Nunca subestimes la importancia de la sexualidad en la política y de la necesidad de nuestra participación!
El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización
“Toda persona tiene el derecho de acceso a la justicia, a la retribución y a la indemnización por violaciones a sus derechos sexuales. Esto requiere medidas efectivas, adecuadas, accesibles y apropiadas de tipo educativo, legislativo y judicial entre otras. La indemnización incluye el resarcimiento a través de la restitución, compensación, rehabilitación, satisfacción y la garantía de que no se repetirá el acto agravante.”
Resulta que muchos de nuestros derechos sexuales se vulneran todos los días y hasta que no hagamos esta problemática visible no se lograrán cambios sustanciales en todos los niveles, incluyendo las políticas públicas, las leyes, el sistema educativo y sanitario y, sobre todo, cambios sociales y culturales.
Es necesario marcar precedentes para hacer valer nuestros derechos. Colombia ha sufrido una violencia de más de 50 años, en donde la población ha sufrido toda clase de vejámenes sexuales. Es necesario que existan mecanismos para que se nos reconozcan los daños y se nos repare, y que se garantice que agresiones de ese tipo no volverán a ocurrir.
German E. Quiroz Parra, Medico especialista en Sexologia clínica
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