En términos sencillos la fecundación puede definirse como la unión de la células sexuales masculinas y femeninas. A esta unión se le denomina cigoto, el cual, es más pequeño que la cabeza de un alfiler. Al interior de este cigoto se combina todo el material genético que dará las características anatómicas y fisiológicas del nuevo individuo como, por ejemplo, el color de sus ojos, de su piel y su estatura.
Recordemos que los espermatozoides se producen en los testículos de manera permanente y los óvulos se originan de manera cíclica cada 28 días. Como dato curioso, el óvulo y el espermatozoide son células haploides, es decir, cada una contiene la mitad de la información genética que, cuando se une, forman una célula diploide que se divide hasta formar el embrión.
El cortejo es el mecanismo que usan algunos seres vivos para establecer contacto con otros individuos y formar parejas sexuales. Se puede dividir en dos etapas o fases: la primera consiste en atraer al compañero sexual mediante comportamientos y señales especiales, permiten pasar a la segunda fase que consiste en el contacto y el seguimiento de patrones característicos de los dos individuos para llevar a cabo la cópula y la fecundación.
Hay dos tipos de estímulos que generan estas pautas de comportamiento los cuales son: 1- Estímulos de Anuncio: sirven para acercar espacialmente a los compañeros potenciales. 2- Estímulos de Identificación: permiten clasificar de manera adecuada al otro individuo como un compañero sexual adecuado.
Es de notar que, en el caso de los seres humanos, no se tienen relaciones sexuales únicamente por motivos reproductivos, sino también por placer, establecimiento social, entre otros.
La reproducción es una fución biológica por la cual toda célula o ser vivo produce descendientes semejantes a sus progenitores. Es una función no dirigida a conservar el individuo sino a hacer posible la continuidad de la especie. Existen dos modalidades basicas: la asexual y la sexual (propia de los seres humanos).
La reproducción sexual se realiza por unión de dos celulas especializadas, denominadas gametos (óvulos y espermatozoides para el caso de los mamiferos) que proceden de individuos distintos para formar un individuo similar pero distinto debido a la recombinación genética. Este es la explicación de la diversidad en los seres humanos.
La adquisición de la capacidad reproductora en los seres humanos se completa a partir de la pubertad y es el resultado de una serie de eventos anatómicos y fisiológicos.
La infertilidad es una condición común que involucra no solamente al hombre o mujer individualmente sino a la relación de pareja.
Hablamos de infertilidad como la incapacidad de una pareja para quedar embarazada después de 12 meses de relaciones sexuales regulares sin el uso de un método anticonceptivo cuando la mujer es menor de 35 años; y después de seis meses cuando la mujer tiene 35 años o más.
Se puede presentar por diversas causas, tanto femeninas como masculinas. Dentro de ellas se encuentran las alteraciones anatómicas, hormonales y problemas en las relaciones sexuales.
Debe tenerse en cuenta que se pueden presentarse importantes implicaciones psicológicas, económicas, demográficas y médicas para quienes presenten problemas de infertilidad.
Si tienes dudas no dudes en consultar con un experto.
La infertilidad suele tener una gran carga afectiva para las parejas que tienen el deseo de ser padres. ¡Y no es de esperar menos! Una pareja suele dar por sentado que podrá tener hijos en el momento en que se deseen. Hasta el 10-15% de las parejas pueden tener un problema de fertilidad (varía con la edad).
Se ha documentado gran carga afectiva, que incluye sentimientos de ansiedad, frustración y decepción. Ésta suele ser mayor para las mujeres, aún más en una cultura como la nuestra, donde la responsabilidad de no poder concebir hijos se les atribuye (por sus parejas y por sí mismas), lo que refuerza sus sentimientos de culpa.
Una de las dificultades más grandes que enfrenta una pareja en esta situación es la forma en que se vive la sexualidad. El sexo puede convertirse en un deber disociado del placer y se puede reducir la frecuencia sexual a días específicos de mayor fertilidad, lo que contribuye al inicio o al aumento del conflicto y la pérdida de satisfacción en las relaciones sexuales
¡Es hora de cambiar!
Aunque la causa puede deberse específicamente a factores femeninos o masculinos, la infertilidad debe ser considerada como un problema de pareja. Es importante el apoyo mutuo, fortalecer la comunicación, no enfocarse todo el tiempo en el problema y buscar apoyo social y profesional.
A la hora de buscar un tratamiento de fertilidad es importante contar con asesoría calificada para apoyar los problemas emocionales, sexuales y afectivos, lo que permite atención de calidad y mejores resultados.
Daniela González, Médica, Residente de ginecología y obstetricia.
Universidad de Caldas. @da.gogo
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