Hay muchas mujeres y pocos hombres que no están seguros si han experimentado o no un orgasmo. Como se dice, el orgasmo es una experiencia única e intransferible, cada uno tiene una experiencia subjetiva distinta, algunos refieren que sienten un “calor” en la cabeza, un calambre que desciende por la espalda, un temblor en las piernas, una explosión de colores…
Sin embargo, entre los científicos del sexo hay más o menos un consenso sobre lo que es el orgasmo: La fase más placentera de la función sexual que se acompaña de un estado alterado de consciencia, transitorio, que dura unos pocos segundos, que se acompaña (o no) de la eyaculación y de movimientos rítmicos de los músculos del suelo pélvico. Se puede encontrar al mismo tiempo gestos faciales similares a los del dolor, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y de la tensión muscular.
Después de la fase orgásmica sigue la fase del periodo refractario, la cual se manifiesta como un estado de liberación o relajación, similar al estado de saciedad después de comer, y que, sobre todo en hombres, por más estimulación que se realice, no se consigue fácilmente un estado de nueva excitación. Este periodo comienza a prolongarse con los años, si en la adolescencia se lograba más de un orgasmo en pocos minutos, en la vejez pueden pasar días e incluso meses.
Bonus: ¿Cuántos tipos de orgasmos existen? En realidad, sólo uno: El cerebral. A pesar de que pueden existir múltiples técnicas de estimulación de las zonas erógenas, la percepción subjetiva es única y se da a nivel cerebral/mental.
El orgasmo se genera cuando se sobrepasa un umbral de estimulación por estímulos táctiles sobre las zonas erógenas, especialmente sobre determinadas áreas sensibles de los genitales, o como resultado de la estimulación psicosexual, por ejemplo, en los sueños sexuales.
Durante el orgasmo se ponen en marcha una seria de descargas cerebrales en diferentes áreas cerebrales, pero principalmente en el septum, amígdala y los núcleos talámicos.
A nivel periférico se desencadenan una serie de reflejos simpáticos y parasimpáticos que en el hombre desencadenan la emisión y la eyaculación del semen, y algunas veces la contracción rítmica de la musculatura perivaginal de la mujer y eyaculación femenina. Dentro de los cambios que se han documentado en otros órganos se encuentran el aumento del ritmo cardiaco y respiratorio, la presión arterial y el tono muscular.
El orgasmo es más complejo que descargas cerebrales y contracciones musculares porque incorpora además procesos afectivos y cognitivos que pueden modificar su percepción, en otras palabras, el orgasmo puede ser placentero, aunque no satisfactorio.
La anorgasmia es una alteración del funcionamiento sexual en la que existe disminución o incapacidad para experimentar el orgasmo a pesar de realizar una adecuada estimulación sobre las zonas erógenas y de sentir excitación. Esta disfunción aparece sobre todo en mujeres: entre 18 y 40% de ellas tienen o tendrán alguna forma de anorgasmia.
Puede presentarse de manera GENERALIZADA, por ejemplo, durante todas las formas de actividad sexual y con todas las parejas; o de manera SITUACIONAL, es decir, solo se presenta en ciertas actividades, posiciones o con parejas específicas. Por ejemplo, hay mujeres que tienen el orgasmo mediante la masturbación, pero no durante las relaciones sexuales con pareja o con ciertas parejas; este sería un caso que algunos llaman como de “falsa anorgasmia”.
Existe además la anorgasmia PRIMARIA en la cual la persona nunca ha experimentado un orgasmo. Este tipo generalmente aparece por bloqueos psicológicos debido a educación sexual restrictiva, por temor a perder el control, por ansiedad, culpa, o porque la persona nunca desarrolló las habilidades necesarias para estimularse y desinhibirse hasta el clímax. En la forma SECUNDARIA, la persona deja de experimentar dicha sensación placentera después de haber tenido orgasmos sin problema. Esta tiene un origen diferente que se puede rastrear en problemas de pareja, psicológicos (Ej. depresión) o enfermedades.
Pro-Tip: La masturbación es una práctica sexual segura que evita la aparición de algunas disfunciones sexuales como esta. Mira nuestros posts sobre la MASTURBACIÓN.
¡Que interesante tema! ¿Tienes anorgasmia? Descuida, no temas preguntar y consultar. Es importante para mejorar la calidad de vida y de relación de pareja.
Sobre la EP se sabe poco y se especula mucho. Realmente no es una verdadera disfunción sexual y, en parte por ello, las mujeres no tienen una contraparte, ellas no sufren de “orgasmo precoz”; lo pueden presentar, pero no lo sufren. Prácticamente, este problema es exclusivo de los hombres y una fuente de muchas de sus frustraciones e inseguridades modernas, y que quizá, tuvo un papel adaptativo en su pasado filogenético.
Hace referencia a la eyaculación que sucede antes de que el individuo lo desee, poco tiempo después de iniciada la penetración es incapaz de prolongar el tiempo de placer con su pene erecto. En la EP hay una aparente pérdida de control del reflejo eyaculatorio, aunque en realidad nadie tiene control consciente y voluntario de su funcionamiento sexual.
Si es claro que la pornografía ha distorsionado la idea de lo “correcto” sobre las relaciones sexuales, y con ello, ha dejado una falsa idea sobre lo que debe durar una relación sexual exitosa. Con la sexualidad genitocéntrica, cae sobre el hombre la responsabilidad del éxito de una relación sexual. Sobre todo, erróneamente, se piensa que la firmeza y duración de su erección reside el éxito de la satisfacción de la mujer y de su virilidad.
Para solucionar este problema hace falta una concepción radicalmente distinta de lo que es la sexualidad y el placer. Se requiere una sexualidad desgenitalizada en donde, entre más seguridad, menos presión, más desgenitalización, menos dependencia de la penetración, se obtendrá más disfrute y paradójicamente un rendimiento sexual mucho mayor.
German E. Quiroz Parra, Medico Especialista en Sexologia Clinica
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