Una oportunidad de descubrir los tesoros de cada uno y de la relación
La vida nos aporta descubrimientos y sorpresas; unas veces alegres y otras tristes. El encuentro terapéutico – individual, grupal o de pareja-, al ser una experiencia vital de alta intensidad emocional, conlleva aspectos de sorpresa y descubrimiento consustanciales a lo vivencial.
Si conectamos, preferentemente, con el temor a descubrir lo que no nos gusta o bien no nos sentimos con suficiente confianza, podemos ser reticentes a acudir a terapia. Si logramos atravesar ese miedo y esa desconfianza, hasta cierto punto razonable, y nos conectamos con la posibilidad de que otra persona nos pueda ayudar, lo que nos encontraremos, en el trabajo terapéutico, será valioso y nos permitirá adentrarnos en el descubrimiento apasionado y apasionante de nosotros mismos y de nuestra forma de relacionarnos.
La Terapia de Pareja, más concretamente, nos aportará la posibilidad de:
- darnos cuenta de nuestra necesidad de ser queridos, y de cómo, a veces, nos cuesta asumirlo y reconocerlo;
- ser más conscientes de lo que nos hizo daño y de cómo eso nos puede hacer, hoy, estar a la defensiva;
- saber de nuestra sensibilidad y de cómo nos afectan las cosas;
- conocer nuestras fortalezas y recursos para afrontar las dificultades;
- captar mejor cuándo deseamos estar con el otro y cuándo necesitamos estar con nosotros mismos;
- incrementar nuestra conciencia de cuándo hacemos daño; y, también
- darnos cuenta si nos lo hacen, y así poder protegernos mejor.
En resumen, poder percibir mejor las necesidades y los deseos que tenemos y poder darnos cuenta de cómo, a veces, por miedo a ser dañados, abandonados o criticados los ignoramos. Así, poco a poco, podremos evaluar mejor el peligro real actual y diferenciarlo de aquel que hubo en otros momentos de la vida, como consecuencia no tendremos tanta necesidad de protegernos pagando tan alto precio: el del desencuentro en nuestra pareja – al no contemplar nuestras necesidades o deseos, o al defendernos o atacar por miedo al ataque del otro-.
Cada uno de nosotros llegamos a una nueva relación de pareja con un repertorio de recursos y experiencias vividas, con lo que podemos llamar “dote emocional-afectiva-experimental”. La nueva relación, junto con los aconteceres vitales que se presenten, permitirán que se pongan en juego dichos recursos, cuanto más flexible sea la dote con la que contamos mejor abordaremos lo nuevo.
Cuando ante las situaciones difíciles podemos contar con el apoyo de una pareja, las dificultades se abordan mejor; si bien, muchas veces, la propia complejidad de las dinámicas que se establecen en la pareja, lejos de ser un apoyo, aumentan las inseguridades de sus miembros. Veámoslo más despacio: si nos sentimos inseguros nos cerramos más y nos aislamos, olvidándonos, temporalmente, del otro; si, a su vez, el otro es sensible a este abandono temporal responderá doliéndose y cerrándose a su vez. Si no somos conscientes de esta dinámica y no podemos salirnos de ella, puede empezar un circuito de ataque y defensa en el que ambos nos sentiremos dañados y solos.
En esos momentos de crisis, es beneficioso poder pararse a observar lo que pasa. Si solos, con la observación propia y la autorregulación, no es suficiente para daros cuenta de ello y poder salirnos en ese círculo negativo puede ser un buen momento para consultar, pedir un apoyo profesional, apoyarse en la relación terapéutica.
Estar abierto a consultar y a confiar en que la nueva relación, en este caso la relación terapéutica, nos va a ayudar y no cerrarse más en uno mismo, es el primer paso para deshacer los nudos y aclarar las cuestiones que han ido generando tensiones y desencuentros en la pareja; los pasos siguientes, se irán estableciendo, en equipo, entre los miembros de la pareja y el terapeuta.
En Terapia de Pareja construimos entre ambos-pareja y profesional- un espacio de confianza para poder hablar de lo ocurrido –de la historia de cada uno, de la historia de la pareja, de cómo hoy se sienten-, donde poder ser comprendidos, aceptados y no juzgados.
Iremos desglosando, a lo largo del trabajo, poco a poco, los patrones relacionales que han dado lugar a la situación de atasco, frustración y reactividad actual, viendo su conexión con los modos en que cada uno aprendió a relacionarse con él mismo y con los demás. Exploraremos con qué se relacionan, perfilaremos los desencadenantes, entendiendo así las dinámicas del atasco y aliviándose, con ello, las tensiones, ansiedades o miedos que las dificultades o crisis habían generado.
Muchos son los sufrimientos y los desencuentros que se pueden evitar con este trabajo de atención, cuidado y comprensión; y, a la vez, son muchos los tesoros que se descubrirán al conocer las capacidades creativas que cada pareja ha construido para ser ella misma, “única” y “especial”. Las crisis, con su complejidad, diluyen esta fuerza que permitió que naciera la relación; el trabajo terapéutico da otra oportunidad de descubrir esos tesoros propios que cada pareja tiene.
Articulo creado por: Mª Teresa Herranz Yagüe. Psicóloga Clínica, Sexóloga y Psicoterapeuta. Especialista en Sexualidad y Terapia de Pareja.
Fuente: http://parejaysexologia.com/la-terapia-de-pareja-y-los-tesoros-ocultos-de-las-crisis/