Para entender cómo mejorar nuestra vida sexual, es útil entender la fisiología y anatomía básica de la respuesta sexual. En términos de la respuesta sexual, hay dos sistemas clave en juego: el sistema nervioso simpático (SNS), que prepara tu cuerpo para la acción, y el sistema nervioso parasimpático (SNP), que ayuda a tu cuerpo a relajarse y recuperarse. Ambos sistemas juegan un papel en el deseo, la excitación y el orgasmo.
El sistema nervioso simpático se activa con la ansiedad y los pensamientos excesivos; todo aquello que prepara el cuerpo para defenderse frente a una potencial amenaza. Por ejemplo, si estamos en una montaña rusa o si saltamos de un paracaídas, se activa predominantemente el sistema simpático. Nos tornamos alertas y sensibles, algo paranóicos y se redistribuye la sangre hacia los órganos vitales. Ante estas situaciones se activa nuestro modo de supervivencia “Triple FFF”: Flee, Fight, Freeze (huir, pelear o paralizarse) que nos permite enfrentar situaciones de vida o muerte. Acá no es conveniente que se active la función sexual y esta se apaga bruscamente; y no se dedica prioridad a la irrigación de los genitales, en otras palabras, es como si se activara un freno de emergencia. ¿Te imaginas estar excitado ante una situación de vida o muerte?, la adaptación y la evolución han demostrado que no es conveniente.
Por otro lado, el sistema nervioso parasimpático se activa con la relajación, comodidad y tranquilidad. Es decir, cuando nuestro sistema nervioso autónomo o piloto automático, detecta que existen las condiciones internas y externas para que pueda “soltarse el freno de emergencia y apretar a fondo el acelerador”. Nos referimos a las condiciones internas de cada individuo, por ejemplo, las situaciones de salud física, mental, autoestima, seguridad, descanso, sueño, alimentación adecuadas, entre otras. Y a las condiciones externas cuando tenemos privacidad, un ambiente y un entorno adecuado y erótico, y una pareja que nos estimule y corresponda. Por supuesto, estas diversas situaciones no se presionan o se fuerzan, sino que se logran y se trabajan, y específicamente en el caso de la sexualidad se seducen, se provocan o estimulan.
Al entender cómo estos sistemas trabajan juntos, podemos aprender a manejar mejor nuestra respuesta sexual y a mejorar nuestra vida sexual.
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Escrito por:
Dr. Germán Quiroz
Médico Sexólogo Clínico
Sexólogos SUGO Especialistas